En Granada
«se limita el tiempo, el espacio, el mar, la luna, las distancias… hay necesidad de limitar, de domesticar los términos inmensos».
En el rico panorama de la rejería española de finales del Gótico y del Renacimiento, la Capilla Real de Granada nos ofrece varios ejemplares para valorar su triple función: práctica, estética, iconográfica. Las rejas de la Capilla Real son celosías protectoras o pórticos de entrada; acotan espacios en ese deseo tan consustancial a la sensibilidad española de evitar perspectivas profundas.
LA REJA MAYOR
Esta reja, «muy cumplida y perfecta», es una de las más bellas del XVI español. Su autor, el maestro Bartolomé.
Concebida a modo de retablo se estructura, como ellos, en pisos y calles. Consta de tres pisos más el ático en sentido horizontal; cinco calles —la central de doble anchura— en sentido vertical separadas por pilares. En el conjunto se equilibran gótico y plateresco. Desde abajo y hacia arriba la apoteosis decorativa va in crescendo para terminar fundiendo visualmente para el visitante hierro y piedra.
En el primer piso, de gran sobriedad, la decoración predominante es el grutesco desarrollada en los pilares —obra de Cubillana— y en el friso adornado a la italiana combinando elementos vegetales, medallones con bustos y figurillas desnudas.
En la calle central el segundo piso destaca, por su expresividad y simbolismo, el escudo de los Reyes Católicos. Ritmos circulares, conjunción de dorados y policromías, para dirigir nuestra atención hacia las tumbas reales. Se complementa la decoración escultórica de este cuerpo con seis apóstoles bajo dosel gótico que se repiten en el tercer piso a menor tamaño. Entre este piso y el siguiente otro bello friso de grutescos dorados donde predominan los ritmos en forma de ese.
En el ático, la reja se convierte en un retablo con un programa iconográfico relacionado con el retablo mayor: Exaltación de la Pasión de Cristo y de los Santos Juanes. Las escenas representan, de izquierda a derecha: Bautismo de Jesús, Decapitación del Bautista, Oración del huerto, Prendimiento, Coronación de espinas, Flagelación, Descendimiento, Entierro, Resurrección y Martirio de Juan Evangelista. Sobresaliendo por encima del festón plateresco la escena cumbre, tanto desde el punto de vista formal como iconográfico, Cristo en la Cruz, acompañado por la Virgen y San Juan. La composición se impone con fuerza en el espacio como símbolo triunfal. Sus dos metros y medio de altura materializan la filosofía cristiana sobre la muerte, no como término de la vida, sino como paso para renacer a otra vida; en definitiva, la esperanza cristiana de los nuevos cielos y la nueva tierra.
LAS OTRAS DOS REJAS DE LA CAPILLA REAL
Las capillas de la Santa Cruz y San Ildefonso están cerradas por dos rejas renacentistas posteriores a la Reja Mayor